Esta canción es una proclamación inspirada en la carta de Judas, un llamado urgente a la fidelidad en tiempos de confusión espiritual. Habla a los que han sido amados, llamados y guardados por Dios, recordándoles que la gracia no es licencia para el pecado, sino fuerza para mantenerse firmes. Entre advertencias y esperanza, invita a contender por la fe, a orar en el Espíritu y a permanecer en el amor del Salvador. Su mensaje culmina en adoración: al único Dios que tiene poder para preservarnos sin mancha y presentarnos con gozo eterno.
To those who are called
Loved by the Father
And kept for the Son
Mercy and peace overflow
I longed to write of our shared salvation
But now I must urge you to stand
Contend for the faith once delivered
Hold fast to what will remain
Remember the fire, remember the fall
The angels who left their own place
They are kept in chains till judgment comes
A warning carved into grace
For some have crept in unnoticed
Twisting the grace we’ve been shown
Denying the Sovereign Redeemer
Their judgment was written long ago
They follow the way of rebellion
They speak of what they don't understand
Like waves that foam up their shame
Like stars that wander without a land
Remember the fire, remember the fall
The angels who left their own place
They are kept in chains till judgment comes
A warning carved into grace
But you, beloved, keep building
Pray in the Spirit, stay strong
Remain in the love of the Savior
Wait for the mercy to come
Be merciful to those who are doubting
Rescue the ones near the flame
Hating the sin-stained garments
But loving them just the same
To Him who is able to keep you
From falling away from the light
To present you without any blemish
In joy and eternal delight
To the only God our Savior
Through Jesus Christ our Lord
Be glory, dominion and power
Forever and ever, Amen
A los que han sido llamados,
amados por el Padre
y guardados para el Hijo:
que la misericordia y la paz abunden.
Ansiaba escribirles sobre la salvación que compartimos,
pero ahora debo exhortarles a mantenerse firmes,
a luchar por la fe que fue entregada una vez por todas,
a aferrarse a lo que permanecerá.
Recuerden el fuego, recuerden la caída,
los ángeles que abandonaron su morada;
han sido guardados en cadenas hasta que venga el juicio,
una advertencia esculpida en la gracia.
Porque algunos se han infiltrado sin ser notados,
pervirtiendo la gracia que nos fue dada,
negando al Soberano Redentor;
su condena fue escrita hace mucho tiempo.
Siguen el camino de la rebelión,
hablan de lo que no comprenden,
como olas que espuman su vergüenza,
como estrellas que vagan sin un lugar.
Recuerden el fuego, recuerden la caída,
los ángeles que abandonaron su morada;
han sido guardados en cadenas hasta que venga el juicio,
una advertencia esculpida en la gracia.
Pero ustedes, amados, sigan edificando,
oren en el Espíritu, permanezcan firmes,
permanezcan en el amor del Salvador,
esperen la misericordia que ha de venir.
Sean misericordiosos con los que dudan,
rescaten a los que están cerca del fuego,
aborrezcan las vestiduras manchadas por el pecado,
pero ámenlos, aún así.
A Aquel que puede guardarlos
de caer lejos de la luz,
y presentarlos sin mancha,
en gozo y delicia eterna,
al único Dios y Salvador,
por medio de Jesucristo nuestro Señor,
sean la gloria, el dominio y el poder
por los siglos de los siglos. Amén.
Esta canción está basada en la carta de Judas, una llamada urgente a la fidelidad.
Es una advertencia contra los falsos maestros, pero también una promesa de esperanza para los que permanecen firmes.
Habla de una fe que debe defenderse, no con armas, sino con verdad y amor.
De una gracia que no se deforma, sino que transforma.
De un Dios que advierte con justicia, pero que sostiene con misericordia.
El creyente es recordado de su identidad: llamado, amado y guardado.
Aun en tiempos de confusión, la canción invita a mirar al Salvador que preserva a los suyos.
Termina con una doxología de confianza:
Dios es fiel para mantenernos firmes y presentarnos sin mancha ante Su gloria eterna.