La letra se centra en la frase de Jesús en la cruz: “Tengo sed”. Presenta a Cristo como el Agua Viva que, paradójicamente, se queda seco para salvar a un mundo sediento. Su sed no es solo física, sino redentora: asume la sequía espiritual de la humanidad para abrir una fuente eterna de vida. La cruz aparece como el lugar donde el Manantial se vacía por completo para que otros puedan vivir.
the whole ground snaps
Heat jumps hard like the world collapses
The cross shakes wild as the cup pours out
Hands up, ’cause the storm just growls
The Holy One cracks under weight we made
Dry lips split like desert blades
Every breath drags fire through His chest
The Well stands pierced, drained to the rest
The fountain burns for a busted world, no escape
The Giver of water tastes dust and pain
We stare at the thirsting King with no clue, no frame
He thirsts for salvation, the prophecy spark
Scriptures unfold like lightning in the dark
His suffering hits the timeline hard
I thirst
A cry of the Lamb pulling promises tight
I thirst, that shout shakes creation’s bones
He drinks the bitterness we could never own
I thirst, prophecy blazing full and fierce
The Living Water pours out so the world breathes clear
Tchk-tchk, sparks pop off the strings
Chugs spiral tight like coiled springs
Toms hit heavy, pushing tension up the seams
The One who called rivers from desert sand
Stands dried out for the souls of man
For us
He steps in the dryness that haunted our lives
His thirst becomes the doorway where hope survives
The price paid deep in suffering’s bite
I thirst
A whisper sharp enough to cut death’s grip
I thirst, redemption burning through the ache
He bears our desert with every breath He takes
I thirst, love brighter than the wounds that hit
The Fountain empties Himself so we can live
Notes rise like rivers from dead clay
Tapping falls like drops that fade away
Heaven leans close as the final line breaks
The thirst of Christ flips the drought inside
He thirsted for me
The Lamb steps deep in the exile we hide
So living water floods the world alive
I thirst, the cry that seals salvation’s frame
He drained the cup shaped by our shame
I thirst, suffering opening eternity’s gate
The Living Water pours Himself out
So the world can finally taste
A whisper drifting through dust and chill
I thirst, so you never will
El suelo se resquebraja.
El calor estalla como si el mundo colapsara.
La cruz tiembla mientras la copa se derrama.
La tormenta ruge y no hay forma de ignorarla.
El Santo se quiebra bajo el peso que nosotros creamos.
Sus labios secos se abren como tierra agrietada.
Cada respiración quema por dentro.
El Manantial es atravesado y queda completamente vaciado.
La fuente arde por un mundo roto, sin salida.
El Dador del agua prueba polvo y dolor.
Miramos al Rey sediento sin comprender lo que sucede.
Su sed apunta a la salvación, encendiendo la profecía.
Las Escrituras se despliegan como relámpagos en la oscuridad.
Su sufrimiento marca la historia.
Tengo sed.
El clamor del Cordero ajusta cada promesa.
Tengo sed.
Ese grito sacude los cimientos de la creación.
Él bebe la amargura que nosotros no podíamos soportar.
Tengo sed.
La profecía arde con toda su fuerza.
El Agua Viva se derrama para que el mundo pueda respirar.
El sonido estalla, la tensión crece.
Todo se aprieta como un resorte a punto de romperse.
El que hizo brotar ríos en el desierto
permanece seco por las almas humanas.
Por nosotros.
Entra en la sequedad que marcó nuestras vidas.
Su sed se convierte en la puerta donde sobrevive la esperanza.
El precio se paga en lo más profundo del sufrimiento.
Tengo sed.
Un susurro afilado capaz de cortar el poder de la muerte.
Tengo sed.
La redención arde en medio del dolor.
Él carga con nuestro desierto en cada aliento.
Tengo sed.
Un amor más fuerte que cada herida.
La Fuente se vacía a sí misma para que nosotros vivamos.
Las notas se elevan como ríos sobre tierra muerta.
El cielo se inclina mientras se pronuncia la última frase.
La sed de Cristo invierte la sequía interior.
Él tuvo sed por mí.
El Cordero entra en el exilio donde nos escondíamos
para que el agua viva inunde al mundo.
Tengo sed.
El clamor que sella la salvación.
Él bebió la copa formada por nuestra vergüenza.
Tengo sed.
El sufrimiento abre la puerta de la eternidad.
El Agua Viva se derrama por completo
para que el mundo finalmente pueda probar.
Un susurro atraviesa el polvo y el frío.
Tengo sed, para que tú nunca la tengas.
1. La sed como cumplimiento profético
La expresión “Tengo sed” conecta directamente con el Salmo 22 y el Salmo 69, donde el justo sufriente experimenta abandono y sequedad. En el evangelio de Juan, esta frase se pronuncia “para que se cumpliera la Escritura”. Teológicamente, la cruz no es improvisación, sino cumplimiento del plan redentor anunciado.
2. El contraste del Agua Viva
Jesús había declarado ser la fuente de agua viva que sacia para siempre. Aquí, el Dador del agua se queda seco. Este contraste revela la lógica del evangelio: Cristo toma lo que nos corresponde para darnos lo que no podíamos obtener. Él entra en nuestra sequía para ofrecernos su vida.
3. La copa y la sustitución
La letra menciona la copa derramada. Esto remite a la copa del juicio y del sufrimiento que Jesús acepta beber. Teológicamente, esto expresa la sustitución penal: Cristo bebe la amargura del pecado para que nosotros recibamos la gracia.
4. La sed física y espiritual
Aunque la sed es real y corporal, la letra apunta a algo más profundo: una sed redentora. Jesús no solo sufre deshidratación, sino que carga con la ausencia de vida, gozo y comunión que produce el pecado. Él experimenta esa carencia para restaurar nuestra relación con Dios.
5. El precio de la vida nueva
La repetición del clamor muestra que la salvación tiene un costo real. La vida eterna brota porque alguien se vació por completo. Filipenses enseña que Cristo se despojó a sí mismo, y aquí ese despojo se expresa como sed extrema.
6. La inversión de la sequía humana
La letra afirma que la sed de Cristo invierte nuestra sequía interior. Esto es una afirmación clara de regeneración espiritual. Donde había desierto, ahora hay ríos. Donde había muerte, ahora hay vida abundante.
7. “Para que tú nunca la tengas”
El cierre resume el evangelio en una frase. Cristo tiene sed para que el ser humano no tenga que vivir separado de Dios. No se trata solo de alivio temporal, sino de satisfacción eterna. La cruz se convierte así en la fuente definitiva de vida.
En conjunto, la letra proclama que en la cruz el Agua Viva se entrega por completo, asumiendo la sequía del pecado, para abrir un manantial eterno que sacia al mundo.