Esta canción rinde homenaje a los valientes de David, aquellos hombres que no pelearon por gloria ni recompensa, sino por fe y fidelidad al Señor. Es un retrato épico de la valentía nacida del Espíritu, no del orgullo humano. Cada verso recuerda que la verdadera fuerza no proviene del número ni del poder, sino de la presencia de Dios que respalda a quienes permanecen firmes cuando todos los demás retroceden. Es una llamada a la generación actual: mantenerse en pie en medio de la batalla, porque el mismo Dios que dio fuerza a los hombres de David sigue reinando hoy.
Three arose with fire in hand,
The captains bold, a fearless band,
Josheb raised his spear with might,
Eight hundred fell in a single fight!
“Strike them down! By His hand!”
Eleazar stood, when all withdrew,
The sword was fused, his strength was true,
Till dawn he fought, the field was won,
The Lord brought victory by one.
“Alone… surrounded… yet not forsaken…”
Shammah stood on the lentil ground,
Philistine hordes were all around,
He struck them down, the field was saved,
For Israel’s God is strong and brave.
“Stand your ground! Stand your ground!”
Mighty men, by faith they stand,
Warriors forged by the Lord’s own hand,
Not by numbers, nor by fame,
But by His Spirit they overcame.
From the cave to the throne they came,
Through the fire, through the flame,
Their story shouts through time again:
God is the strength of David’s men!
Josheb, the spear, the fearless one!
“Victory by the Holy One!”
Eleazar’s hand clung to the blade,
“By faith alone the field was saved!”
Shammah stood when all had fled,
“The Lord of Hosts struck fear instead!”
They broke through lines for a cup of spring,
Water drawn for their weary king,
But David poured it to the skies,
A sacrifice before God’s eyes.
“Holy… holy… unto the Lord…”
“Rise, you warriors, rise again!
Faithful hearts, unyielding men,
Through the ages the truth remains:
God gives the strength, His power reigns!”
Tres se alzaron con fuego en la mano,
capitanes valientes, un grupo sin temor.
Josheb levantó su lanza con poder,
¡ochocientos cayeron en una sola batalla!
“¡Mátenlos! ¡Por Su mano!”
Eleazar permaneció cuando todos huyeron,
la espada se fundió a su puño firme.
Luchó hasta el amanecer, el campo fue ganado,
el Señor dio la victoria por medio de uno solo.
“Solo… rodeado… pero no abandonado…”
Shammah se mantuvo en el campo de lentejas,
hordas filisteas lo rodeaban,
los derribó y el terreno fue salvado,
porque el Dios de Israel es fuerte y valiente.
“¡Mantente firme! ¡Mantente firme!”
Hombres poderosos, que por la fe se mantuvieron,
guerreros forjados por la mano del Señor.
No por números, ni por fama,
sino por Su Espíritu vencieron.
De la cueva al trono llegaron,
a través del fuego, a través de la llama.
Su historia resuena una vez más:
¡Dios es la fuerza de los hombres de David!
Josheb, la lanza, el intrépido;
“¡La victoria viene del Santo!”
La mano de Eleazar se aferró a la espada,
“¡Por la fe se salvó el campo!”
Shammah se mantuvo cuando todos huyeron,
“¡El Señor de los Ejércitos sembró el temor!”
Atravesaron las líneas enemigas por una copa de manantial,
agua traída para su rey cansado.
Pero David la vertió hacia los cielos,
un sacrificio ante los ojos de Dios.
“Santo… santo… al Señor…”
“¡Levántense, guerreros, levántense otra vez!
Corazones fieles, hombres que no ceden,
a través de los siglos la verdad permanece:
¡Dios da la fuerza, Su poder reina!”
Esta canción es una declaración de fe, valentía y consagración, inspirada en los tres héroes de David: Josheb-basshebeth, Eleazar e Shammah.
El mensaje central no es la fuerza humana, sino que la verdadera victoria viene del Espíritu de Dios.
Tema bíblico: Basado en 2 Samuel 23 y 1 Crónicas 11.
Enfoque teológico: La fe y el valor no dependen del número ni del reconocimiento, sino del poder de Dios obrando en los que confían en Él.
Mensaje espiritual: Ser un “valiente de Dios” significa mantenerse firme cuando todos retroceden, luchar por lo santo, y ofrecer incluso la victoria como sacrificio al Señor.
El final, con el canto “Santo… santo… al Señor”, conecta la valentía de estos hombres con la adoración pura: todo poder y toda gloria pertenecen a Dios.