He had no sin, yet walked our dust
A perfect flame in ash and rust
He took the weight we couldn't bear
Our shame, our guilt — He chose to wear
Not by chance, not by fate
He stood in silence at the gate
The righteous one became our wrong
To clothe us in where we belong
He became sin — so we’d be free
Now we’re the justice of the King
Not by works, not by pride
But by the blood that won the fight
From heaven’s throne to cursed tree
He broke the chains invisibly
Now we live not for ourselves
But for the One who conquered hell
He bore the fire, the wrath, the cross —
So I could rise from all I lost!
He became sin — so we’d be free
Now we’re the justice of the King
Not by works, not by pride
But by the blood that won the fight
He knew no sin...
So I could be...
The righteousness of God
In Him.
Él no tuvo pecado, pero caminó en nuestro polvo,
una llama perfecta entre ceniza y óxido.
Cargó el peso que no podíamos soportar,
nuestra vergüenza, nuestra culpa — Él decidió llevar.
No por casualidad, no por destino,
permaneció en silencio ante la puerta.
El justo se convirtió en nuestra injusticia,
para vestirnos con el lugar que nos pertenece.
Él se hizo pecado — para que fuéramos libres.
Ahora somos la justicia del Rey.
No por obras, ni por orgullo,
sino por la sangre que ganó la batalla.
Desde el trono del cielo hasta el árbol maldito,
rompió las cadenas invisiblemente.
Ahora no vivimos para nosotros mismos,
sino para Aquel que venció el infierno.
Él soportó el fuego, la ira, la cruz —
¡para que yo pudiera levantarme de todo lo que perdí!
Él se hizo pecado — para que fuéramos libres.
Ahora somos la justicia del Rey.
No por obras, ni por orgullo,
sino por la sangre que ganó la batalla.
Él no conoció pecado…
para que yo pudiera ser…
la justicia de Dios…
en Él.
La canción está basada directamente en 2 Corintios 5:21:
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.”
Refleja el corazón del evangelio: Jesús, siendo sin pecado, tomó sobre sí toda la culpa y vergüenza humana, muriendo en la cruz como sustituto.
La letra resalta varios temas:
La humanidad de Cristo: “caminó en nuestro polvo” muestra que se hizo uno de nosotros.
El sacrificio voluntario: “Él decidió llevar” enfatiza que fue una elección por amor.
La redención y justicia imputada: gracias a Su sangre, ahora somos vistos como justos ante Dios.
La victoria sobre el infierno y la muerte: “venció el infierno” celebra la resurrección y el poder del Evangelio.
La gratitud personal: el grito del puente (“¡para que yo pudiera levantarme…!”) es una explosión de adoración desde la perspectiva del creyente.
En conjunto, es una declaración de fe y libertad espiritual, con un tono épico y redentor.