Esta canción celebra a Jesús como el León de Judá, vencedor y soberano, que ha conquistado todo poder y oscuridad. Más que un cordero sacrificado, es el Rey y Redentor que rompe cadenas, protege a su pueblo y llama a la vida plena. Cada verso nos recuerda que, aunque el enemigo intente engañar y destruir, la verdad y la autoridad de Cristo permanecen invictas. Es un himno de victoria y libertad eterna, caminando en la luz del León que venció.
He is not just a lamb...
He is the Lion of Judah
He has triumphed
In the scroll of heaven sealed with power
I saw a Lamb, I heard a roar
The elder spoke: “Do not weep anymore”
The Lion of Judah has conquered it all
Root of David, Son of Promise
He alone opens every seal
Not just a King — but Redeemer
He wears the crown, He breaks the chains
Jesus, the Lion of Judah
Reigns in justice, reigns in grace
No false roar can ever silence
The voice that called us from the grave
He is King of kings forever
He is Lord of every name
We follow not a shadow
But the Lion who overcame
There is another lion roaring
A shadow creeping in disguise
But we will not be shaken
We walk in truth, we walk in light
The thief comes to steal and destroy
But Christ gives life, and life in full
We guard the flock from every lie
By the voice that makes us whole
Jesus, the Lion of Judah
Reigns in justice, reigns in grace
No false roar can ever silence
The voice that called us from the grave
He is King of kings forever
He is Lord of every name
We follow not a shadow
But the Lion who overcame
We will not fear the roaring impostor
For the Lion has crushed his reign
Satan may dress in light and power
But truth will always remain
Submit to God, resist the enemy
And he will flee, he will flee
The Lion of Judah has spoken
We are free... eternally
Él no es solo un cordero...
Él es el León de Judá.
Él ha triunfado.
En el rollo del cielo sellado con poder,
vi a un Cordero, escuché un rugido.
El anciano dijo: “No llores más,
el León de Judá lo ha conquistado todo”.
Raíz de David, Hijo de la Promesa,
solo Él abre cada sello.
No solo es un Rey, sino un Redentor,
Él lleva la corona, Él rompe las cadenas.
Jesús, el León de Judá,
reina con justicia, reina con gracia.
Ningún rugido falso podrá silenciar
la voz que nos llamó desde la tumba.
Él es Rey de reyes por siempre,
Él es Señor de todo nombre.
No seguimos una sombra,
sino al León que venció.
Hay otro león que ruge,
una sombra que se arrastra disfrazada,
pero no seremos sacudidos,
caminamos en verdad, caminamos en luz.
El ladrón viene a robar y destruir,
pero Cristo da vida, y vida en abundancia.
Guardamos el rebaño de toda mentira
por la voz que nos hace completos.
Jesús, el León de Judá,
reina con justicia, reina con gracia.
Ningún rugido falso podrá silenciar
la voz que nos llamó desde la tumba.
Él es Rey de reyes por siempre,
Él es Señor de todo nombre.
No seguimos una sombra,
sino al León que venció.
No temeremos al rugido impostor,
pues el León ha aplastado su reino.
Satanás puede vestirse de luz y poder,
pero la verdad siempre permanecerá.
Sométanse a Dios, resistan al enemigo,
y él huirá, huirá.
El León de Judá ha hablado:
somos libres… eternamente.
Esta canción es una declaración de victoria y revelación. El autor contempla a Cristo en su doble naturaleza: el Cordero inmolado que entregó su vida por amor, y el León de Judá, Rey poderoso que reina con autoridad divina.
La imagen procede directamente de Apocalipsis 5, donde Juan llora al ver el libro sellado — símbolo de los designios eternos de Dios — hasta que uno de los ancianos le revela: “No llores, porque el León de la tribu de Judá ha vencido.”
El autor transforma ese momento celestial en una adoración intensa y triunfal. La canción quiere llevar al oyente desde la compasión del Cordero hasta la majestad del León: desde la cruz hasta el trono.
“In the scroll of heaven sealed with power, I saw a Lamb, I heard a roar.”
La frase es el centro teológico de toda la canción.
En el cielo, Juan ve un Cordero — símbolo de debilidad, sacrificio y entrega — pero lo que escucha es un rugido.
El autor quiere mostrar que en la humildad de Cristo está el poder del universo.
La victoria no vino por fuerza militar ni dominio humano, sino por el amor que se ofrece.
El rugido del León es la voz del Cordero que venció muriendo.
“He wears the crown, He breaks the chains.”
Aquí el autor celebra que Jesús no solo reina sobre las naciones, sino sobre el pecado, la muerte y el infierno.
Su corona no es símbolo de tiranía, sino de justicia perfecta y redención.
Cuando la letra repite “Reina con justicia, reina con gracia”, muestra el equilibrio divino:
el poder que juzga y la misericordia que salva.
Teológicamente, el Cristo descrito aquí es el del reino consumado, el Señor resucitado que gobierna sobre toda creación.
“There is another lion roaring, a shadow creeping in disguise.”
El autor introduce un contraste fuerte: el falso león, imagen de Satanás que ruge “como león rugiente” (1 Pedro 5:8).
Pero ese rugido no tiene poder real.
Es el sonido del engaño y la imitación.
El creyente no teme porque conoce al León verdadero, cuya voz da vida.
La línea “We walk in truth, we walk in light” expresa la firmeza de la fe, el caminar constante del que pertenece al rebaño de Cristo, guardado por Su Palabra.
“Submit to God, resist the enemy, and he will flee…”
La canción concluye con una escena de autoridad espiritual: el pueblo de Cristo resistiendo al enemigo bajo la obediencia a Dios.
No es una lucha física, sino una afirmación de identidad redimida:
la libertad de quien ya no pertenece a las tinieblas.
El rugido del León no es de miedo, sino de vida eterna proclamada.
El autor cierra con un tono de victoria definitiva:
“El León de Judá ha hablado: somos libres eternamente.”
Emocionalmente, la canción transmite adoración y fortaleza interior.
Cada verso busca despertar en el oyente la conciencia de que sigue a un Cristo vivo, poderoso y triunfante.
No es una canción de lamento, sino de afirmación espiritual.
El creyente se identifica con la voz del cielo que proclama:
“Él ha vencido.”
La experiencia que el autor refleja es la de alguien que ha pasado por la debilidad, pero ha aprendido que la victoria no se gana luchando solo, sino permaneciendo en Aquel que ya venció.