Esta canción es un poderoso recordatorio de la soberanía de Dios y la autoridad de Su Hijo, basada en el Salmo 2. Expone cómo los intentos humanos de rebelarse y subvertir Su Reino son en vano ante Su trono. A través de imágenes de fuego, hierro y justicia, nos llama a reconocer la majestad de Cristo, a inclinarse con asombro y temor, y a hallar refugio en Él. Es un himno que combina advertencia y bendición: la ira de Dios confronta al orgullo, pero la protección y gozo esperan a los que se someten al Rey coronado en Sión.
Why are the nations so loud?
Why do kings rise up and shout?
Plotting plans against the One
Trying to break off His crown?
They say, "Let’s tear the chains
No more rules, no holy reign"
But Heaven laughs in reply
God sees it all from His high throne
He said, “I’ve crowned My King
On Zion’s holy hill
You are My Son, My chosen one
I give You every nation still”
You’ll break the prideful ones
With iron, sharp and real
So rise in awe, bow down in fear
His justice comes with fire and steel
So now, you rulers, be wise
Take warning, all you in power
Serve the Lord with trembling hearts
Joy and fear in equal measure
Kiss the Son — or face the wrath!
His anger burns — it won’t hold back!
He said, “I’ve crowned My King
On Zion’s holy hill
You are My Son, My chosen one
I give You every nation still”
You’ll break the prideful ones
With iron, sharp and real
So rise in awe, bow down in fear
His justice comes with fire and steel
Blessed are those
Who take refuge in Him...
¿Por qué rugen las naciones?
¿Por qué los reyes se levantan y gritan?
Trazan planes contra el Altísimo,
intentando romper Su corona.
Dicen: “Rompamos las cadenas,
no más leyes, ni reino santo.”
Pero el cielo se ríe en respuesta,
Dios lo ve todo desde Su trono eterno.
Él dijo: “He coronado a Mi Rey
en el monte santo de Sión.
Tú eres Mi Hijo, Mi escogido,
te doy las naciones como herencia.”
“Quebrantarás a los orgullosos
con hierro firme y real.
Levántense en reverencia, doblen su rodilla,
Su justicia llega con fuego y acero.”
Así que ahora, gobernantes, sean sabios,
escuchad, todos los que tienen poder.
Servid al Señor con corazón tembloroso,
con gozo y temor en justa medida.
¡Besen al Hijo — o enfrenten Su ira!
Su enojo arde — no se contendrá.
Él dijo: “He coronado a Mi Rey
en el monte santo de Sión.
Tú eres Mi Hijo, Mi escogido,
te doy las naciones como herencia.”
“Quebrantarás a los orgullosos
con hierro firme y real.
Levántense en reverencia, doblen su rodilla,
Su justicia llega con fuego y acero.”
Bienaventurados son aquellos
que hallan refugio en Él.
La letra se inspira en el Salmo 2, una de las profecías más poderosas sobre la autoridad mesiánica de Cristo.
Aquí se presenta el contraste entre la rebelión del mundo y el gobierno soberano de Dios. Las naciones traman, los reyes se levantan, pero el Señor responde no con temor, sino con risa divina, símbolo de Su dominio absoluto.
El texto proclama que Cristo es el Rey entronizado en Sión, el Hijo al que el Padre entrega todas las naciones. La imagen del “hierro y el fuego” refleja Su justicia firme y santa: no es crueldad, sino el poder incorruptible del Mesías que restaura el orden del mundo.
Emocionalmente, el tono es majestuoso y reverente. Despierta una mezcla de temor santo y adoración, recordando que el amor y la justicia de Dios no se oponen: ambos fluyen del mismo trono.
La última línea —“Bienaventurados los que en Él confían”— devuelve esperanza: la única seguridad frente al juicio y el caos de los poderosos es refugiarse en Cristo, el Rey eterno.